Monday, July 09, 2007

FREDERICO GARCIA LORCA


BELISA. ¡Amor!... ¿quién te ha herido en el pecho? (El Hom­bre se oculta la cara con la capa. Ésta debe ser inmensa y cu­brirle hasta los pies. Abrazándolo.) ¿Quién abrió tus venas para que llenes de sangre mi jardín... ¡Amor! Déjame ver tu rostro por un instante siquiera... ¡Ay!, ¿quién te dio muer­te?... ¿quién?
PERLIMPLÍN. (Descubriéndose.) Tu marido acaba de matar­me con este puñal de esmeraldas. (Enseña el puñal clavado en el pecho.)
BELISA. (Espantada.) ¡Perlimplín!
PERLIMPLÍN. Él salió corriendo por el campo y no le verás más nunca. Me mató porque sabía que te amaba como na­die. Mientras me hería... gritó: ¡Belisa ya tiene un alma!... Acércate.

(Está tendido en el banco.)

BELISA. ¿Pero qué es esto?... ¡Y estás herido de verdad!
PERLIMPLÍN. Perlimplín me mató... ¡Ah, don Perlimplín! Viejo verde, monigote sin fuerzas, tú no podías gozar el cuerpo de Belisa... El cuerpo de Belisa era para músculos jó­venes y labios de ascuas... Yo en cambio amaba tu cuerpo nada más... ¡tu cuerpo!... pero me ha matado... con este ramo ardiente de piedras preciosas.
BELISA. ¿Qué has hecho?
PERLIMPLÍN. (Moribundo.) ¿Entiendes?... Yo soy mi alma y tú eres tu cuerpo... Déjame en este último instante, puesto que tanto me has querido, morir abrazado a él.
BELISA. (Se acerca medio desnuda y lo abraza.) Sí... ¿pero y el joven?... ¿Por qué me has engañado?
PERLIMPLfN. ¿El joven?... (Cierra los ojos.)

(La escena adquiere luz mágica.)

MARCOLFA. (Entrando.) ¡Señora!
BELISA. (Llorando.) ¡Don Perlimplín ha muerto!
MARCOLFA. ¡Lo sabía! Ahora le amortajaremos con el rojo traje juvenil con que paseaba bajo sus mismos balcones.
BELISA. (Llorando.) ¡Nunca creí que fuese tan complicado!
MARCOLFA. Se dio cuenta demasiado tarde. Yo le haré una corona de flores como un sol de mediodía.
BELISA. (Extrañada y en otro mundo.) Perlimplín, ¿qué cosa has hecho, Perlimplín?
MARCOLFA. Belisa, ya eres otra mujer... Estás vestida por la sangre gloriosísima de mi señor.
BELISA. ¿Pero quién era este hombre? ¿Quién era?
MARCOLFA. El hermoso adolescente al que nunca verás el rostro.
BELISA. Sí, sí, Marcolfa, le quiero, le quiero con toda la fuerza de mi carne y de mi alma. Pero ¿dónde está el joven de la capa roja?... Dios mío. ¿Dónde está?
MARCOLFA. Don Perlimplín, duerme tranquilo... ¿La estás oyendo?... Don Perlimplín... ¿la estás oyendo?...

Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín

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